Varona

No.76 Enero-Junio, 2023.    ISSN: 1992-82

EN CASA


Empatía histórica desde lo martiano y la formación del profesional universitario para el desarrollo local

Historical empathy from Marti’s view and the professional’s training for local development

Dr. C. Benjamín Leonardo Bestard Aroche. Profesor Titular. Universidad de Oriente, Santiago de Cuba, Cuba
Correo electrónico: bbestard@uo.edu.cu
ORCID: http://orcid.org/0000-0003-4939-1842


RESUMEN

La empatía histórica constituye una herramienta didáctica esencial en el proceso de formación del profesional universitario, contribuye a la solución de disímiles problemas profesionales que se manifiestan en la actualidad. En la obra martiana se descubre su presencia y efectiva utilización que se convierte en orientadora, la unidad de “razón y emoción” como él lo concibió deviene de una transposición didáctica desde la ciencia histórica y emerge como fundamental en el referido proceso. La investigación realizada en este campo muestra su necesidad y aporta soluciones en la didáctica al necesario nexo de lo cognitivo-afectivo que debe primar en todo proceso formativo y que desde la perspectiva martiana se revela como base para un impacto en lo actitudinal, caracterizado por una ética y axiología comprometida. El presente trabajo pretende, como objetivo, demostrar desde lo teórico ideas esenciales, que han sido objeto de experimentación didáctica por el autor que validan la pertinencia de su aplicación en la formación del profesional como impacto en el modo de actuación en cualquier contexto del desarrollo local.

Palabras clave: formación profesional, herramientas didácticas, modo de actuación, obra martiana

ABSTRACT

The historical empathy constitutes an essential didactic tool in the formation process of the university professional, it contributes to the solution of dissimilar professional problems that are manifested at present. In Marti's work we discover its presence and effective use that becomes orienting, the unity of "reason and emotion" as he conceived it comes from a didactic transposition from the historical science and emerges as fundamental in the referred process. The research carried out in this field shows its necessity and provides solutions in didactics to the necessary cognitive-affective nexus that must prevail in every formative process and that from Marti's perspective is revealed as the basis for an impact on the attitudinal, characterized by a committed ethics and axiology. The present work intends, as an objective, to demonstrate from the theoretical point of view, essential ideas, which have been the object of didactic experimentation by the author that validate the pertinence of its application in the training of the professional as an impact on the way of acting in any context of local development.

Keywords: professional training, didactic tools, mode of action, Marti's work


Introducción

Lo martiano en el proceso de enseñanza aprendizaje de la historia y particularmente la Historia de Cuba tiene aún, senderos importantes por transitar. Al incursionar en la obra de José Martí, al penetrar en su línea de principios ético-axiológicos, se descubren herramientas didácticas que constituyen importantes recursos para la formación educativa y para dinamizar procederes que contribuyan a influir en los modos de actuación del profesional.

Las investigaciones dirigidas a la formación del profesional universitario apuntan que de acuerdo con las exigencias profesionales los sujetos deben poseer los conocimientos, habilidades y valores necesarios para solucionar los problemas que se le presenten, “con un enfoque multilateral, además de tener en cuenta las condiciones socioeconómicas, políticas, culturales y ambientales” (Muradás, 2008, p. 34).

Sin embargo, en este nivel de enseñanza se perciben limitaciones que no permiten alcanzar los propósitos deseados, se hace necesario desde nuestra visión sistematizar acciones para profundizar el vínculo entre lo cognitivo y lo afectivo, que haga cada vez más significativo el aprendizaje, conlleve a la creación y fomente la creatividad, aspectos que pasan por la formación de la cultura histórico-profesional.

La empatía histórica es una herramienta didáctica indispensable que contribuye a que dicho proceso transite por el conocimiento y comprensión de la historia desde lo significativo, motivacional, sentido y que deje huellas perdurables y mediadoras para un consecuente modo de actuación ético, axiológico, humanista comprometido.

Colocarse en el contexto epocal de los protagonistas del pasado, representarse al otro, sus motivaciones, conlleva a considerar su mundo simbólico, esto es, buscar cómo sentían y pensaban en su época histórica, los protagonistas del pasado, ello facilita ponerse en su lugar, ayuda a lograr comprender, explicar y valorar las causas y motivos, que impulsaba sus actuaciones, la frenaban, la aceleraban.

Involucrarse en el aprendizaje del pasado no solo para conocerlo, sino para extraer profundas lecciones y enseñanzas para actuar en el presente y proyectar el futuro, constituye un proceso que demanda de recursos para lograr alcanzar la sensibilidad necesaria.

Lo martiano, contiene potencialidades para el empleo didáctico de esta herramienta permitiendo comprender cómo, en el camino hacia el conocimiento y la comprensión históricas desde la unidad de lo cognitivo y lo afectivo (razón y emoción como lo definiera Martí), reflexionar al respecto, apropiarse del método que contiene, aplicarlo consecuentemente contribuye a la formación ético-axiológica y humanista del profesional universitario, necesario para un modo de actuación profesional en cualquier contexto, esencialmente en el desarrollo local.

El presente trabajo expone ideas esenciales, que han sido objeto de experimentación didáctica por el autor y validan la pertinencia de su aplicación en la formación de la cultura histórico profesional en este nivel educacional.

Desarrollo

En la formación del profesional universitario ––como sujeto social y su subjetividad–– se aprenden las relaciones por las que ha transitado el hombre como ser social en el devenir de su historicidad, se connota su esencia humana en el conjunto de sus relaciones sociales y se fundamenta su crecimiento humano al pasar de la interpretación del mundo a su transformación, teniendo en cuenta que la vida social es en esencia práctica, ello se concreta en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia de Cuba, desde una orientación desarrolladora de la pedagogía y la didáctica con su contextualización.

Devenido de la visión formativa, el proceso se produce a través de la influencia de múltiples protagonistas socializadores y educativos y su inserción en diversos escenarios formativos, por lo que resulta fundamental profundizar en torno a las relaciones de integración para propiciarlo, particularmente los que se dan al interior de los conocimientos históricos que se desarrollan como parte del contenido del proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia de Cuba y entre estos con otras ciencias, de modo que los incorporen al modo de actuación profesional.

En el conocimiento de la didáctica de la educación superior, en buena medida depende su efectividad, eficacia, eficiencia y calidad en la formación de los profesionales, a través de este descansará el desarrollo social, científico, cultural, político y educativo del país. Fuentes, H. (2002).

Por consiguiente, la gestión didáctica en la universidad es orientadora de la cultura intencional profesional para facilitar y propiciar la gestión del aprendizaje. Posee como mediadoras las herramientas que promueven los resultados específicos a los que se aspira, en los que se requiere tomar en consideración todas las potencialidades educativas de la Historia con la pretensión de influir en su personalidad, a fin de fomentar y consolidar cualidades que constituyan parte de su cultura. Ello requiere de la inteligibilidad histórica, que la transciende al profesionalizarse para utilizarla intencionalmente hacia el logro de una formación humanista que se materialice en los escenarios donde desarrolle su modo de actuación, ello demanda de herramientas que faciliten una relación más emocional y de hecho, más afectiva y comprometida con el pasado, que permita la comprensión y actuación en el presente y su continuo al futuro. (Nápoles Ramírez, Y., 2017).

La formación del profesional debe caracterizarse no solo porque se generen en ellos conocimientos, sino que en el proceso de gestión se orienten positivamente en sus estrategias de aprendizaje, y paulatinamente adquieran conocimientos, habilidades, capacidades y procederes que permitan la solución de problemas profesionales con una independencia total (autogestión) en su modo de actuación. Sin embargo, aún se revela la existencia de problemas en el proceso de enseñanza aprendizaje de la Historia al reconocerse el predominio de actividades docentes sin su correspondiente relación personalizada con el pasado.

Consecuentemente, cobra especial importancia perfeccionar herramientas que permitan una conjunción más sólida de la relación afectivo-cognitiva por la historia, particularmente por la de Cuba. Esta debe estimular el desarrollo de la actividad independiente, que en el proceso de gestión alcance la autogestión y logre la contextualización en relación con la orientación consciente de perfeccionar la formación ético-axiológica humanista en el modo de actuación necesario.

La enseñanza-aprendizaje de la disciplina Historia, concretada en la asignatura Historia de Cuba se define como:

un proceso (…) que desde la determinación de objetivos formativos posibilita a los aprendices la comprensión de la variada actividad desplegada por los hombres en el decursar histórico, en su dialéctica pasado-presente-futuro a partir de la selección de contenidos con significatividad, que implica su participación protagónica sobre la base de métodos, medios y formas de organización que se ajustan a la naturaleza del conocimiento histórico a formar y a las posibilidades reales de los alumnos, lo que impacta en la educación de su personalidad, a la vez que los acerca a su contexto social (Reyes, 2006, p. 76).

Se considera en su didáctica desarrolladora la asunción del aprendizaje caracterizado por la dialéctica en la apropiación de los contenidos, las formas de conocer, hacer, convivir, construidos socialmente como resultado de la actividad del aprendiz en interacción con otras personas, duraderos y generalizables, que permiten adaptarse a la realidad, transformar, transformarse y crecer como personalidad. Castellanos Zamora, D. (2007).  

La apropiación individual del contenido de aprendizaje de la historia como disciplina por los profesionales universitarios, pasa por la necesidad de comprender otros contextos socio históricos para lograr explicar la experiencia social de los hombres y mujeres en el pasado, lo que debe convertirse en una actitud que requiere la unidad de lo cognitivo y lo afectivo, de modo que contribuya a lograr una conducta relativamente estable frente a la realidad histórica, ello influirá sobre el saber ser de cada uno de ellos, por lo que la didáctica desarrolladora de la historia debe lograr producir las herramientas para perfeccionar su instrumental, alcanzar tal objetivo con la veracidad, profundidad y solidez requeridas.

Consecuentemente el estudio y utilización de la empatía histórica como herramienta didáctica, es una necesidad que puede dar solución a estas inconsistencias pues es instrumental para penetrar la subjetividad del ser humano, lograr las representaciones del pasado histórico y la aprehensión de los mensajes que de ella se obtienen, transitando desde la inteligibilidad del conocimiento al perfeccionamiento de la educabilidad. Es,  incuestionablemente, un recurso necesario que vincula lo cognitivo y lo afectivo en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la historia, influye en la motivación, solidez y profundización de los conocimientos históricos para llevar a cabo acciones que resuelvan problemas didácticos y pedagógicos que requieran del dominio de la historicidad, de métodos para darle solución, según lo requiera el modo de actuación profesional, es una propuesta viable de entornos de aprendizaje para pensar históricamente, que propicia además llevarlo a otros escenarios históricos. (Sáiz, 2013)  

La estimulación del vínculo empático histórico entre el pasado y el presente como elemento que subyace en la formación de la cultura histórico-profesional no constituye un elemento que tenga, de manera explícita, tradición en la Didáctica de la Historia en Cuba. Por otra parte, se asume que la empatía histórica como categoría didáctica, deviene del concepto empatía que es un anglicismo utilizado, en las últimas décadas en la didáctica, que se ha impuesto en nuestro idioma. El concepto empatía ha evolucionado desde una perspectiva emocional, intercultural o como parte de la inteligencia social.

A través de la empatía se pueden apreciar los sentimientos y necesidades de los demás, dando pie a la calidez emocional, el compromiso, el afecto y la sensibilidad que orienta socialmente hacia el otro u otros, permite dirigirse con acierto en el propio “mar” de nuestras relaciones. Además, es una destreza básica de la comunicación interpersonal, permite un entendimiento sólido entre dos personas, en consecuencia, es fundamental para comprender en profundidad el mensaje del otro y así establecer un diálogo. Se connota su importancia en el desarrollo de lo humano, como lo denota la bioética en las ciencias médicas, el desarrollo del dominio de la inteligencia, el talento por parte de grupos de trabajo inter y transdisciplinares.

La problemática de la empatía histórica es inherente a las habilidades del historiador, esencialmente en la historia social y cultural, constituye un elemento que asume los criterios teóricos de transposición que sostienen la relación ciencia histórica-disciplina formativa y/o asignatura escolar.

La importancia de la empatía histórica se reconoce desde la década de 1970 del siglo XX, considerada por sus estudiosos como la disposición y capacidad para entender, no necesariamente compartir las acciones de los hombres en el pasado desde la perspectiva del pasado, es así como se ha utilizado, de manera general, en la didáctica de la historia internacionalmente. Es definida por varios autores entre ellos: Dickinson, A. y Lee, P. (1984); Shemilt, D. (1984); Trepat, C. (1995), considera la construcción empática en la didáctica de la historia, como parte de los contenidos procedimentales y subraya, entre otros elementos, que no consiste en fantasear, ni mucho menos en identificarse, simpatizar o compartir ideológicamente las situaciones de tiempos pasados, sino en adquirir una habilidad para detectar anacronismos e imaginar circunstancias históricas vividas por otros seres humanos en otro contexto, por lo general estos referentes la consideran capacidad y(o) habilidad.

La orientación empática sobre los protagonistas, el contexto, los hechos del pasado y sus relaciones, contribuyen a dejar impresiones que van formando una memoria sensitiva más vasta, profunda, amplia, compacta y aguda sobre ellos. También, a desarrollar la inteligencia y el talento para hurgar en las complejas relaciones subjetivas que acompañan las condiciones y relaciones objetivas presentes en el contenido histórico, ello tiene una especial importancia para su didáctica particular.

Por consiguiente, supone colocarse ante situaciones para que adopten el punto de vista de agentes o personajes reales o recreados de un escenario histórico (qué podrían hacer y saber, cuáles serían sus intereses, etcétera.) con el fin de diferenciarlo claramente del punto de vista propio y el del historiador. Desde esa perspectiva, los niveles de mayor profundización que pueden lograrse en ejercicios didácticos de empatía histórica requieren de una comprensión empática o contextualizada que considere que las personas del pasado no sólo vivían de forma diferente, sino que también pensaban y creían con otros sistemas de valores.

El entrenamiento previo debidamente fundamentado en ejercicios de empatía histórica, combinándolos con conocimientos amplios del contexto histórico, influye en la transformación de un proceso de enseñanza transmisiva de contenido histórico a la inmersión o implicación en dicho proceso. En el plano internacional se han validado los progresos de aprendizaje alcanzables con ejercicios de empatía histórica, tal y como han sido establecidos desde la experiencia inglesa, norteamericana y la más reciente en el ámbito catalán.

Los estudios realizados por investigadores sobre la empatía histórica muestran que:

En síntesis, como demuestran autores que en la esfera internacional abordan el tema, la empatía histórica resulta muy importante y esencial en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la Historia, en la necesaria relación cognitivo-afectiva, en la necesidad de transformación de la enseñanza de la historia de transmisiva de conocimientos hacia la inmersión o implicación en ella por el sujeto de aprendizaje, aunque es válido señalar que no enfatizan su aporte en la intencionalidad formativa del sistema de influencias ético-axiológicas y consecuentemente, lo actitudinal en la formación profesional universitaria.  

En tal sentido, en la búsqueda del enriquecimiento de la labor formativa desde el análisis de las ideas antes expuestas, se descubren en lo martiano potencialidades que orientan, cómo dar tratamiento didáctico a la empatía histórica en el proceso de enseñanza-aprendizaje de la historia, a fin de solucionar la problemática científica.

Si bien el estudio de la empatía histórica se ubica en la segunda mitad del siglo XX, ya José Martí un siglo antes mostraba, desde lo pedagógico y lo didáctico, sin la utilización propia del término, senderos importantes para abordar el conocimiento histórico más que informativo, implicativo o de inmersión desde la unidad de lo cognitivo-afectivo (razón y emoción), en muchos casos coincidentes, pero elevándolo a un nivel superior permitiéndonos contextualizar sus aportes a los propósitos de formación de una cultura histórico profesional del profesional universitario desde lo ético-axiológico-humanista comprometido.

Desde la ciencia, estudiosa de José Martí, lo martiano representa para historiadores, filósofos, sociólogos, intelectuales y, en general, investigadores de su ideario y accionar, un reservorio de lo mejor de su época, de todo el siglo XX y que se abre de forma convincente al siglo XXI, en razón de los principales y más actuales problemas que este enfrenta y en el marco de la sociedad cubana actual.

El propósito educativo principal en José Martí, va encaminado hacia la formación de un ser humano superior, la historia y su enseñanza son, sin dudas, uno de sus componentes centrales. Para tales fines los aspectos filosófico, cultural, ético-estético en el sustento de su pensamiento y accionar son indispensables, porque tienen en su interior como necesidad, una visión educativa, ello constituye el primer acercamiento para la búsqueda desde esta perspectiva, los fundamentos de lo cognitivo-afectivo que se descubren, según sus palabras en el vínculo entre “razón y emoción”.

Disímiles estudiosos de la obra martiana coinciden en asegurar que, aun cuando su naturaleza es política, su vocación es universal, aspecto importante al orientar el análisis desde lo filosófico martiano, pues requiere valorar la multidimensionalidad de su pensamiento, exponente de una existencia, una trayectoria práctica, un pensamiento, una obra con profundo sentido humanista, que resalta a la educación desde una mirada filosófica como vía para la ascensión humana a través del condicionamiento histórico-cultural en la preparación del hombre a la altura de su tiempo, desde la cultura fundamentada y materializada en lo ético-axiológico. Mendoza, L. (2008).

Martí desde su profundo conocimiento del humanismo legó la vía para la formación de un ser humano espiritualmente superior: un hombre altruista, amante de la humanidad y de la patria, pero no por presión externa o conveniencia, sino por convicción personal, como expresión de su libertad y autodeterminación, creador capaz de su propia vida cultural y política. En su obra deja una orientación cultural del conocimiento, que implica el descubrimiento y orientación reflexiva que favorece el desarrollo del pensamiento sobre la base de una cultura totalizadora en la que se encuentran numerosas dimensiones y en ella la histórica.

Se observa una relación necesaria, un potencial metodológico para orientar la didáctica de la Historia, que entraña una profunda preocupación por la relación sentimientos-virtudes-compromiso con los demás. “(…) ser maestro es creer con Martí y desde Martí, en el mejoramiento humano y en la utilidad de la virtud.” Pendás (2009, p.6). De manera que esta mirada advierte un método martiano que no es más que la unidad de lo cognitivo-afectivo para lo actitudinal, que deviene de una transposición didáctica desde la ciencia histórica y que se sustenta en la empatía histórica como su herramienta fundamental.

José Martí consideró la importancia del pasado y argumentó sus propuestas a partir de lo que representa para el presente, se apoyó en la historia y nutrió de esta la fuerza del texto y el discurso histórico, aleccionadora del individuo, su curso y la conciencia en calidad de fuerza para desarrollar el futuro. Se descubre en él, un modelo de pensamiento histórico donde se destaca en la comprensión de la historia, la empatía con ese pasado desde fuertes bases argumentativas como parte del mensaje educativo formativo del texto martiano.

En la búsqueda de los elementos martianos que pueden contribuir a la empatía histórica es necesario valorar la importancia de su estilo comunicativo, de la influencia afectiva de esta para esculpir virtudes, es decir valores incorporados sólidamente a los seres humanos. La comunicación martiana, en especial la presente en el lenguaje, tanto oral como escrito, fue una vía esencial de su labor educativa como maestro, así como de la dimensión educativa de su labor política y la relación entre “razón y emoción” es constante en ella. La eficiencia de la empatía histórica cuando se trata de encontrarla en lo martiano, contiene como necesidad la interpretación de su lenguaje, en que los símiles, metáforas y distintos tropos influyen en la relación del emisor con el destinario, en el análisis y valoración de personajes, hechos, acciones, espacio geográfico y otros tantos elementos desde su visión totalizadora, portadora del continúo pasado-presente-futuro.

Es necesario tomar en cuenta que en José Martí se une en la comunicación, la relación entre empatía para con sus interlocutores directos como medio para convencer y la empatía histórica, que en mayor medida la aplica a su misión política y adopta variedades según el contexto. Uno de los ejemplos en que utiliza elementos empáticos para lograr la interconexión con sus interlocutores lo constituye “La Edad de Oro”. La unidad de empatía y empatía histórica se encuentran en esta obra en el imaginario viaje al pasado, con sus lectores por la historia a través de “La historia del hombre contada por sus casas”, “Un paseo por la tierra de los anamitas” o en “La Historia de la cuchara y el tenedor”.

Constituyen, también, muestras muy acabadas y maduras de este propósito textos como: Madre América, Nuestra América, los discursos revolucionarios y Patria, con el tratamiento que otorga a los símbolos, que permite el movimiento del pensamiento en el receptor de los mensajes que emite, siempre signados con la unidad de lo ético y estético, afectivo-cognitivo y el uso para ello de los tropos, metáforas y símiles en el estilo del lenguaje. (Espinosa, 2007).

En José Martí, se descubre el papel de lo afectivo, de manera especial de las emociones y los sentimientos, en el proceso educacional. Profundiza en el problema del método para cultivar sentimientos principales, la inteligencia y las virtudes; valora la importancia de descubrir el inmenso caudal espiritual del hombre, advierte la necesidad de reconocer y actuar en correspondencia con las diferentes etapas de su desarrollo.

De igual forma, se reconoce en él una variedad de fuentes y medios que constituyen pruebas fehacientes de la relación intencionada para lograr relacionar a sus destinatarios con los hechos históricos, procesos y personajes históricos y establecer un vínculo emotivo de carácter humanista que deje huellas perdurables en lo actitudinal.

Cuando incursiona en la subjetividad del ser humano aporta ideas psicológicas que muestran la metodología necesaria para contribuir a formar un hombre nuevo y superior.

Como partidario de que el ser humano fuese creador, demostró durante toda su vida un enorme interés por la inteligencia y los procesos cognoscitivos del ser humano. Sus ideas filosóficas consideran la fuente del conocimiento en la unidad de la observación y reflexión y las aplica en la educación a María Mantilla, entre otras acciones, cuando le escribe: “No se sabe bien sino lo que se descubre”. (Martí, 1975, p. 213)

Son importantes como referencia las ideas de González, D. (1999) cuando expresa que José Martí elaboró una teoría de la subjetividad que era necesaria para lograr, mantener y garantizar la independencia de Cuba, favorecer la justicia social. Lo histórico lo convierte en símbolo con fuerza patriótica, conveniente y necesariamente educativo.

La contextualización histórica en la obra martiana guía la realización de objetivas valoraciones epocales, sus juicios son un modelo para orientarse en análisis de personalidades históricas que con sus actuaciones contribuyeron al progreso histórico, aun con virtudes, defectos y errores.

La visión educativa, transformadora del individuo, desde lo histórico es evidente en su obra cuando expresa la necesidad de lograr: “/…/ hombres vivos, hombres directos, hombres independientes, hombres amantes.”–eso han de hacer las escuelas, que ahora no hacen eso” (Martí, 1975, p.86). Concibe para la formación de un hombre “hecho en lo mental, por la contemplación de los objetos, en lo moral, por el ejemplo diario” (Martí, 1961, p. 90) como la vía más idónea. Abogaba por la necesidad de enseñar a pensar, a crear y a ejercitar la mente constantemente, así como a trabajar con independencia, lo que constituye un aspecto esencial en la actualidad en el proceso de formación del profesional universitario: “/…/ Asegúrese a cada hombre el ejercicio de sí propio” (Martí, 1975, p. 459).

Como bien se advierte en los elementos antes expuestos la empatía histórica desde lo martiano o perspectiva martiana, constituye una importante herramienta didáctica que coadyuva a la formación de un profesional que deberá, ejercer su modo de actuación en un contexto local determinado, con características propias y particulares, adaptar su comportamiento a las exigencias del contexto y reaccionar adecuadamente en cada situación.

Las comunidades para su desarrollo necesitan de profesionales que, desde su modo de actuación, sean socializadores de una cultura con bases sustentadas en lo ético, axiológico, empático, humanista comprometido, con una base de conocimientos y sólidos valores que permitan un desempeño en bien de los otros, que incluye no solamente a los seres humanos.

El profesional en su formación debe adquirir habilidades tanto mentales como prácticas que le permita conocer los recursos locales o comunitarios, evaluarlos, de manera que pueda diseñar estrategias de intervención con impacto positivo en lo social, económico, laboral, medioambiental, cultural, etc., por el bienestar de los otros, pero también es, y considero más importante a los efectos de alcanzar los mayores y mejores resultados en su accionar profesional, el establecer la comunicación empática, definida como la capacidad de sintonizar con los sentimientos de los demás. La comunicación es un principio metodológico primordial al hombre y al desarrollo de su personalidad, ella debe estimular el mejoramiento humano.

La comunicación es empática cuando los que participan en ella se están comprendiendo, se ponen en sintonía con los sentimientos, aspiraciones, necesidades de los otros, ello facilita las relaciones interpersonales, el proceso de intercambio de informaciones que contengan los resultados del reflejo de la realidad, la eficiencia, el mejoramiento humano, la creatividad, una interacción adecuada en el desarrollo de actividades conjuntas, transmisión de experiencias individuales, hábitos y la aparición y satisfacción de necesidades espirituales, entre los sujetos participantes del desarrollo local como proceso.

Desde lo psicológico, el profesional debe poseer una cultura que se exprese en analizar a los demás sin criterios intolerantes y valorar acertadamente sus peculiaridades psicológicas, responder de manera emocionalmente adecuada, escoger en relación con cada uno el tipo de trato sin alejarse de las exigencias morales.

Estas consideraciones apuntan a que el profesional universitario debe adquirir una formación cognitiva-afectiva y actitudinal que lo conviertan en un agente del desarrollo local sea cual fuere su especialidad para; trabajar por el desarrollo humano sostenible; trasladar los beneficios del crecimiento a la vida de las personas y de los grupos; comprometerse a repartir los recursos; es satisfacer las necesidades actuales garantizando que otras puedan ser satisfechas en el futuro.

Conclusiones

La formación del profesional universitario debe caracterizarse porque no solo se generen conocimientos, sino que en el proceso de gestión se oriente positivamente en sus estrategias de aprendizaje, y paulatinamente adquiera conocimientos, habilidades, capacidades y procederes que permitan la solución de problemas profesionales con una independencia total (autogestión) en su modo de actuación.

La apropiación individual del contenido de aprendizaje de la historia como disciplina por los profesionales universitarios, pasa por la necesidad de comprender otros contextos socio históricos para lograr explicar la experiencia social de los hombres y mujeres en el pasado, lo que debe convertirse en una actitud que requiere la unidad de lo cognitivo y lo afectivo, de modo que contribuya a lograr en ellos una conducta relativamente estable frente a la realidad histórica, influirá sobre el saber ser de cada uno de ellos, por lo que la didáctica desarrolladora de la historia debe lograr perfeccionar su instrumental, alcanzar tal objetivo con la veracidad, profundidad y solidez requeridas.

La empatía histórica como herramienta didáctica, es condición esencial para la motivación del proceso de enseñanza-aprendizaje de la historia, que coadyuva a establecer una relación cognitivo-afectiva sólida, sentida, objetiva y comprometida con el pasado, solidifica los conocimientos, contribuye a pensar históricamente constituyendo una condición para el logro de su inteligibilidad, con resultados positivos de actuación en el presente y proyección al futuro.

Desde lo martiano o perspectiva martiana, su empleo impacta en la formación de un profesional que deberá, ejercer su modo de actuación en un contexto local determinado, con características propias y particulares, que adapte su comportamiento a las exigencias del contexto y reaccione adecuadamente ante cada situación, que sea socializador de una cultura con bases sustentadas en lo ético, axiológico, empático, humanista comprometido con el desarrollo de su entorno, con una base de conocimientos y sólidos valores que permitan un desempeño en bien de los otros.

Referencias bibliográficas

Castellanos Zamora, D. (2007). Aprender en la escuela. Una concepción desarrolladora. Editorial Pueblo y Educación.

Díaz Pendás. H. (comp.) (2009). Historia de Cuba. Textos para la formación y superación de maestros y profesores. Editorial Pueblo y Educación.

Dickinson, A. K. y Lee, P. J. (1984). Making Sense of History, Dickinson, Lee ando Rogers (eds): Learning History. Londres, Heineman Educational Books.

Espinosa Rodríguez, R. (2007). En torno al análisis del texto martiano. Aproximación a una hermenéutica martiana. Resultado de Investigación. Universidad Pedagógica. Pedagogía.

Fuentes González, H. (2002). La formación en la Educación Superior. Universidad de Oriente. CEES.

González Serra, D. J. (1999). José Martí y la Ciencia del espíritu. Editorial SiMar, SA.